Como la mayoría de las mujeres (es lo que me gusta creer), llegué a los 30 años un poco renuente y aferrándome a los 20´s. "El tiempo no pasa en vano", decía esa voz interna, cuando seguía alimentándome de manera descuidada, para posteriormente arrepentirme y sufrir las consecuencias que antes no sentía: gastritis, colitis, mal humor, panza hinchada, pesadez, estreñimiento. ¡Qué está pasando!
Y les confieso que tratar de negar el problema no soluciona absolutamente nada. ¡Al contrario! Mis malestares empeoraban cada vez más.
Fue entonces cuando decidí investigar, por que definitivamente no podía seguir viviendo de esa manera, pero tampoco quería dejar de disfrutar las cosas que a mí me gustan. ¡Y me gusta comer de todo!
"Elmina carbohidratos", me sugerían algunas amigas, "Come nopal" decían otras. Gracias a la tecnología tenemos toneladas de información, pero desgraciadamente no toda es confiable ni cierta, y me rehusaba a ir con doctores y tomar medicamento.
Siempre he creído que la naturaleza nos brinda todo, desde alimento, vestido hasta remedios para nuestra salud.
Un día platicando con una amiga, le comenté mi gran experiencia al llegar los 30, y que sentía que mi cuerpo se estaba dando por vencido. Ya no tenía la misma energía y mi sistema digestivo era el de una anciana. ¿Ya probaste la INULINA? me preguntó, de entrada escuché "INULINA" y me imaginé una inyección, o algo relacionado con un medicamento. -"La inulina, proviene del agave", me comenta mi amiga, "Es totalmente natural y es orgánica". Captó mi interés con ese par de comentarios y platicando más y más acerca de todos los beneficios que a ella le había brindado la inulina me decidí intentarlo.
Me explicó que con tan solo acostumrarme a consumirlo diariamente, una pequeña cucharada con mis alimentos, con el café o té, estaba haciendo un gran aporte a mi cuerpo.
¿Pero cómo me va a ayudar? ¿Cómo un poco polvo blanco, sin sabor, de pocas calorías puede ayudarme a que me sienta mejor?
¡No me pregunten a mí pero desde la primera vez que probé la inulina, fue como un despertar! ¡Ir al baño ya no era una tortura! Y por consecuencia, mi estómago se desinflamó, me sentí más ligera, mi buen humor regresó y mi interés por alimentarme sanamente despertó.
Hoy de verdad les puedo decir que mi cuerpo ha rejuvenecido. Combinando el consumo de Inulina Yasin con una dieta sana, rica en fibra, tomando mucha agua y haciendo ejercicio, puedo darme algún permisito de vez en cuando y no dejo las cosas que me gustan.
De verdad, hagan el intento, quiéranse, cuiden su templo que es su cuerpo y consuman productos naturales y orgánicos como lo es la Inulina Yasin.
Este es mi testimonio y espero que al menos una de ustedes lectoras o lectores se den la oportunidad. ¡Hasta pronto!
Alejandra Mendoza. Gdl, México.
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